Sagradas Escrituras 1569
EFESIOS
1:1 ¶ Pablo, apóstol de Jesús, el Cristo por la voluntad de Dios, a los santos que están en Efeso, y a los fieles en Cristo Jesús que están en Efeso:
1:2 Gracia y paz tengáis de Dios Padre nuestro, y del Señor Jesús, el Cristo.
1:3 ¶ Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesús Cristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en bienes celestiales en Cristo,
1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en caridad;
1:5 el cual nos señaló dede antes el camino para ser adoptados en hijos por Jesús, el Cristo, en sí mismo, por el buen querer de su voluntad,
1:6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado;
1:7 en el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia,
1:8 que sobreabundó en nosotros en toda sabiduría e prudencia,
1:9 descubriéndonos el misterio de su voluntad, por el buen querer de su voluntad, según lo que se había propuesto en sí mismo,
1:10 de restaurar todas las cosas por el Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
1:11 En él digo , en quien asimismo tuvimos herencia, quien nos señaló desde antes el camino conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad,
1:12 para que seamos para alabanza de su gloria, nosotros que antes esperamos en el Cristo.
1:13 En el cual esperásteis también vosotros oyendo la Palabra de Verdad, el Evangelio de vuestra salud; en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa,
1:14 Que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria.
1:15 ¶ Por lo cual también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y la caridad para con todos los santos,
1:16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
1:17 que el Dios del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, el Padre de gloria, os dé Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El;
1:18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su llamado, y cuáles sean las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
1:19 y cuál sea aquella supereminente grandeza de su potencia en nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza,
1:20 la cual obró en el Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole a su diestra en los lugares celestiales,
1:21 sobre todo principado y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino aun en el venidero:
1:22 y sujetándole todas las cosas debajo de sus pies, y poniéndolo por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia,
1:23 la cual es su cuerpo, y él es la plenitud de ella: el cual llena todas las cosas en todos.
2:1 ¶ Y él os hizo vivir a vosotros, estando muertos en vuestros delitos y pecados,
2:2 en que en otro tiempo anduvisteis conforme a la condición de este mundo, conforme a la voluntad del príncipe de la potestad de este aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de incredulidad,
2:3 entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás.
2:4 ¶ Pero Dios, que es rico en misericordia, por su mucha caridad con que nos amó,
2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con el Cristo; por cuya gracia sois salvos;
2:6 y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales en Cristo Jesús,
2:7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
2:8 Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.
2:10 Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.
2:11 ¶ Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros erais gentiles en carne, que erais llamados incircuncisión de la que se llama circuncisión en carne, la cual se hace con mano;
2:12 que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros a los Pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
2:13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre del Cristo.
2:14 ¶ Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, deshaciendo la pared intermedia de separación;
2:15 deshaciendo en su carne las enemistades, que eran la ley de los mandamientos en orden a ritos, para edificar en sí mismo los dos en un nuevo hombre, haciendo la paz,
2:16 y reconciliando a ambos con Dios por el madero en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades.
2:17 Y vino, y anunció la paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;
2:18 que por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
2:19 Así que ya no sois extranjeros y advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios;
2:20 sobreedificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo la principal piedra del ángulo, Jesús, el Cristo;
2:21 en el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un Templo Santo en el Señor;
2:22 en el cual vosotros también sois juntamente edificados, por morada de Dios en el Espíritu.
3:1 ¶ Por causa de esto yo Pablo, prisionero, del Cristo Jesús para vosotros los gentiles,
3:2 si empero habéis oído la dispensación de la gracia de Dios que me ha sido dada en vosotros,
3:3 a saber , que por revelación me fue declarado el misterio, como arriba he escrito en breve;
3:4 (leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi inteligencia en el misterio del Cristo;)
3:5 el cual en los otros siglos no se dio a conocer a los hijos de los hombres como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas en Espíritu:
3:6 Que los gentiles sean juntamente herederos, e incorporados, y consortes de su Promesa en el Cristo por el Evangelio;
3:7 del cual yo soy hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado, según la operación de su potencia.
3:8 A mí, digo , el más pequeño de todos los santos, es dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el Evangelio de las inescrutables riquezas del Cristo,
3:9 y de aclarar a todos cuál sea la comunión del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas por Jesús, el Cristo.
3:10 Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora notificada por la Iglesia a los principados y potestades en los cielos,
3:11 conforme a la determinación eterna, que hizo en Cristo Jesús Señor nuestro,
3:12 en el cual tenemos seguridad y entrada con confianza por la fe de él.
3:13 Por tanto, pido que no desmayéis por causa de mis tribulaciones por vosotros, lo cual es vuestra gloria.
3:14 ¶ Por esta causa doblo mis rodillas al Padre del Señor nuestro Jesús, el Cristo,
3:15 (del cual es nombrada toda la familia en los cielos y en la tierra),
3:16 que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por su Espíritu.
3:17 Que habite el Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en caridad,
3:18 podáis bien comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longitud y la profundidad y la altura,
3:19 y conocer la caridad del Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, por la potencia que obra en nosotros,
3:21 a él sea gloria en la Iglesia por el Cristo Jesús, por todas las generaciones de los siglos de los siglos. Amén.
4:1 ¶ Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados;
4:2 ¶ con toda humildad y mansedumbre, con tolerancia, soportando los unos a los otros en caridad;
4:3 solícitos a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
4:4 Hay un cuerpo, y un espíritu; como sois también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
4:5 un Señor, una fe, un bautismo,
4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros.
4:7 Pero a cada uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don del Cristo.
4:8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.
4:9 (Y que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero en las partes más bajas de la tierra?
4:10 El que descendió, él mismo es el que también subió sobre todos los cielos para cumplir todas las cosas.)
4:11 Y él dio unos, apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y maestros;
4:12 con el fin de perfeccionar a los santos en la obra del ministerio, para edificación del cuerpo del Cristo;
4:13 hasta que todos salgamos en unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, en varón perfecto, a la medida de la edad cumplida del Cristo;
4:14 que ya no seamos niños inconstantes, y seamos atraídos a todo viento de doctrina por maldad de hombres que engañan con astutos errores;
4:15 antes siguiendo la verdad en caridad, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, el Cristo;
4:16 del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por el alimento que cada vínculo suministre, que recibe según la operación de cada miembro conforme a su medida, toma aumento de cuerpo edificándose en caridad.
4:17 ¶ Así que esto digo, y requiero en el Señor, que no andéis más como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su sentido.
4:18 Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la ceguedad de su corazón;
4:19 los cuales después que perdieron el sentido de la conciencia , se entregaron a la desvergüenza para cometer con avidez toda suerte de impureza.
4:20 Mas vosotros no habéis aprendido así al Cristo;
4:21 si empero lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, como la verdad está en Jesús,
4:22 a que dejéis, en cuanto a la pasada manera de vivir; es a saber el viejo hombre que se corrompe conforme a los deseos del error;
4:23 y a renovaros en el espíritu de vuestro entendimiento,
4:24 y vestir el nuevo hombre que es creado conforme a Dios en justicia y en santidad de la verdad.
4:25 Por lo cual, dejando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
4:26 Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;
4:27 ni deis lugar al diablo.
4:28 El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.
4:29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes.
4:30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención.
4:31 Toda amargura, y enojo, e ira, y gritería, y maledicencia sea quitada de vosotros, y toda malicia;
4:32 antes sed los unos con los otros benignos, misericordiosos, perdonándoos los unos a los otros, como también Dios os perdonó en el Cristo.
5:1 ¶ Así que sed imitadores de Dios como hijos amados;
5:2 y andad en caridad, como también el Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros por ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave.
5:3 ¶ Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los santos;
5:4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.
5:5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que también es servidor de ídolos, tiene herencia en el Reino del Cristo, y de Dios.
5:6 Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
5:7 No seáis pues compañeros con ellos;
5:8 porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor: andad como hijos de luz,
5:9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad),
5:10 aprobando lo que es agradable al Señor.
5:11 Y no tengáis comunión con las obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien impugnadlas.
5:12 Porque torpe cosa es aun hablar de lo que estos hacen en oculto.
5:13 Mas todas estas cosas cuando de la luz son impugnadas, son manifestadas; porque la luz es la que manifiesta todo.
5:14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará el Cristo.
5:15 Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como locos, sino como sabios;
5:16 redimiendo el tiempo, porque los días son malos.
5:17 Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
5:18 Y no os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución; mas sed llenos de Espíritu;
5:19 hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
5:20 dando gracias siempre de todo al Dios y Padre en el Nombre del Señor nuestro, Jesús, el Cristo;
5:21 ¶ sujetados los unos a los otros en el temor de Dios.
5:22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor.
5:23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como el Cristo es cabeza de la Iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.
5:24 Así que, como la Iglesia está sujeta al Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como el Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
5:26 para santificarla limpiándola en el lavamiento del agua por la palabra,
5:27 para presentársela gloriosa para sí mismo , una Iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.
5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
5:29 Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala, como también El Señor a su Iglesia;
5:30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
5:31 Por esto dejará el hombre al padre y a la madre, y se allegará a su mujer, y serán dos en una carne.
5:32 Este misterio grande es; acerca de Cristo y la Iglesia.
5:33 Así también haga cada uno de vosotros, cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer que tenga en reverencia a su marido.
6:1 ¶ Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo.
6:2 Honra a tu padre y a tu madre, (que es el primer mandamiento con promesa),
6:3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
6:4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
6:5 Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como al Cristo;
6:6 no sirviendo para ser visto, como los que agradan solamente a los hombres; sino como siervos del Cristo, haciendo de ánimo la voluntad de Dios;
6:7 sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres;
6:8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.
6:9 Y vosotros, amos, haced a ellos lo mismo, dejando las amenazas; sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que no hay acepción de personas con él.
6:10 ¶ Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza.
6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos.
6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y estar firmes, acabado toda la obra .
6:14 Estad pues firmes , ceñidos vuestros lomos de la verdad, y vestidos de la cota de justicia.
6:15 Y calzados los pies con el la preparación del Evangelio de la paz;
6:16 sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
6:17 Y tomad el yelmo de la salud, y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios;
6:18 por toda oración y ruego orando en todo tiempo en el espíritu, y velando en ello con toda instancia y súplica por todos los santos,
6:19 ¶ y por mí, para que me sea dada palabra en el abrir de mi boca con confianza, para hacer notorio el misterio del Evangelio,
6:20 por el cual soy embajador en cadenas; que resueltamente hable de él, como debo hablar.
6:21 Mas para que también vosotros sepáis mis negocios, y cómo lo paso, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel siervo en el Señor,
6:22 al cual os he enviado para esto mismo, para que entendáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones.
6:23 Paz sea a los hermanos y caridad con fe, por Dios Padre y el Señor Jesús, el Cristo.
6:24 Gracia sea con todos los que aman al Señor nuestro, Jesús, el Cristo en incorrupción. Amén.
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